[Motivo] Demasiada Arena en los Bolsillos.

Voy viviendo a mi manera con la maldición Cortijo, esa que dice que nadie puedo ser yo. En la indigencia del garfio y la pata de palo que me hace preferir el trapecio de la ética que me hace recibirlas en movimiento. Muchas Primaveras valencianas al sol de Sorolla, rodeados de gente ficticia, autistas olvidados, neurodivergentes que serían feten si el mundo fuese de cartulina. Somos los lindos gatitos a los que se mira de reojo, los Coyotes que nunca llegan a la hora.

Sobre este tejado del octavo del treinta y dos de las pitiusas , dejamos el fanal encendido para todas aquellos que hacen de los gallardetes y banderolas vestidos de color grana. Nadie puede amar tanto a una mujer como para no dejar de esperar a la sombra de cualquier olivo o naranjo. Al abrigo de mis libros prohibidos descubro que te esperaria desenredandome mas sin sobresaltos. No puedo añorar nada si lo tengo todo, ya no hay seco fruto de desencanto.

Aquí es donde vivo. Por que te de ti volví a aprendí otra vez todo. Pan, Casa, Destino, Camino al bosque de tu alegría de manos de tu sereno misterio. Has tenido que repararme y aún queda mucho por hacer. Ha prescindir de lo inútil, a centrarnos en ser felices sin interferencias. A tirar el lastre de eso que es la existencia de manos de nuestros hijos divergentes, distintos, desde el gris del rechazo a la hoguera de todas nuestras inseguridades y complejos. Recoger nuestros sueños como redes vacías y llenarlo de esperanzas pequeñas tan solidas como el acero. Lo lógico y lo incierto como compañeros de viaje para tolerar la presencia de las arañas sociales, aprender a soportar solo lo insoportable, y ni eso, no volver a soportar a nada ni a nadie. Ponernos manos a la obra,rompiendo las cercas y cercados que nos impiden expresarnos, arrancando con nuestra voz las malas hierbas del prado para poder volar libres sin las señales de vuelo que nos imponen.

Después de tantos años, empiezo a adorar las playas desiertas pero nunca más una página en blanco. He aprendido a navegar en los mapas , y los pájaros de barro son gaviotas que me muestran el camino al mar desde mi terraza, y ya nunca más me alejo de el y de su sereno misterio. Ya no necesito subir cuestas, ni adorar falsos idolos. Mis sentimientos ya son pájaros libres que dejaron sus vertices del tiempo para mostrarme el camino de mi libertad y mi vida. El ruiseñor ya no canta, pero cantan las golondrinas para ponerse a los pies de plata de la luz de mi candela.

Mis cuadros antiguos y mis herrumbrosas llaves, son mi heredad. El me enseño el oscuro abismo en que nos mecemos cada día. A tu lado mi vida pasa discreta, entre los naranjos que tenemos en esta vega. El pasar sereno del cometa de nuestras inquietudes encuentro la paz de un vino viejo.

Hoy es como si todo hubiera pasado hace tiempo, el camnio se acabo, y acabé yendo a campo a través. Es curioso como los hechizos se disipan. Ya no soy ni canción ni sueño, y los zarpazos, ni de silencio ni de vida son capaces de llegar a tu existencia. Que dificil es salir del narcótico ademán de la comodidad para emprender el selvático camino de la incertibumbre. Tomar el camino poco transitado te lleva a tu Gondolin, porque los que vagan no tiene porque estar perdidos.

LLegaste a mi una noche de Marzo. Tu mirada volaba y yo me escape detrás de ti durante años hasta que me posé en un Torre. Con los ojos que miras me pude escapar. Te confieso que ahora si tengo la calma necesaria para no ir me jamas, mi alma ya no quiere salir por ninguna ventana.

Remendar lo roto por el tiempo, cuando el orgulloso penacho de pluma flaquea al subir a la azotea. Mi alma y mi sonrisa se rompen todos los días, pero todos los días me la recompones. Que no hay nada más mientras tu me quieras besar.

Nuestro monte de las siete verdades de la plana Alta, nos permite volver a nuestro caminar. A nuestro ratito a pie y otro caminando. Siempre subidos a la parra.

La llanura de un Viernes a la sombra de una palmera, nos trae y nos deja.
No hay sombras en esta llanura que nos quiten los Viernes, esos en los que compartimos nuestra playa llena de arena.

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